domingo, 30 de octubre de 2016

¿Quién condena al Franquismo?

Ante todo lo primero que queremos decir es que condenamos al fascismo y al totalitarismo sea cual sea su forma y su color político. Algo que no se hizo ayer en las “II Jornadas para la protección del Patrimonio de la Guerra Civil”, o al menos no nos dimos cuenta. Reconocemos la labor de investigación y de recuperación que ha hecho la “Asociación para la Recuperación de  la Memoria Histórica del Alto Palancia” pero creemos necesario exponer nuestra visión en algunos aspectos.

Estas Jornadas empezaron ya con el discurso de que no eran unas Jornadas políticas. Esto se dice desde una asociación que lleva en su logotipo una bandera republicana y que se declara como tal. Está claro, la Guerra Civil es algo que ya pasó pero que sigue teniendo relación con el presente y en este país, le pese a quien le pese, para muchos la herida sigue abierta. Ver la Guerra Civil como algo pasado sin relación con el presente, y despolitizarla, no es algo para lo que creemos que sirva la memoria histórica. La historia tiene que ser maestra de la vida y tiene que haber una reflexión y una profundización de las causas del conflicto y no despolitizar, desde una supuesta objetividad que no existe, la historia. Tratar nuestra historia como algo cerrado y alejado de la realidad social actual no es memoria histórica. Lo único que hace es confundir aún más, desconectarla de la sociedad y de nuestro presente.

En las Jornadas de ayer se mencionó en varias ocasiones la palabra “venganza”, “no queremos venganza”. Está claro que no queremos venganza, si se ha exigido algo ha sido reparación, no una revancha ni una venganza. Encima parece que nos tengamos que sentir culpables de que se haga justicia. En este país hubo una “transacción” en la que el franquismo dejó entrar a la oposición en la maquinaria del estado. La ley de amnistía del 77 parece ser que lo solucionó todo. Amnistió a los torturadores, no permitió que nadie pagara por sus crímenes mientras los luchadores del bando republicano se comieron años de fusilamientos, de cárcel y de exilio. Somos el país con mayor número de desaparecidos después de Camboya pero despolitizamos la guerra y no abrimos la herida. Mientras nuestros políticos ponen ejemplos europeos para todo, para esto callan, ¡ejemplos de reparación de las víctimas no por favor!. Aquí el franquismo no hay sido juzgado, la derecha no quiere reabrir la herida, pero es que la izquierda tampoco, prefiere recuperar patrimonio para comerciar con él.


La utilización que se está haciendo de la memoria histórica cuando no ha habido reparación ni condena del franquismo es algo que debe hacernos reflexionar. ¿En realidad la memoria histórica para qué sirve? Estas Jornadas no eran para reflexionar en colectivo sobre la memoria si no para ponerla en valor. Hoy todo se tiene que poner en valor, está de moda. Si algo no se pone en valor, si no se le extrae un rendimiento económico esta avocada al fracaso. Ya no se trabaja por la recuperación de la memoria sino por la recuperación del patrimonio y la creación de una marca: La marca de la Batalla de Levante. Recuperamos nuestra historia para venderla al turismo. Despolitizándola venderá más, ya que “no queremos molestar a nadie”.

Pero es que en las jornadas de ayer se dio un paso más. En la Vilavella en la recuperación de que se ha hecho del Patrimonio se ha colocado una placa para todos los combatientes. Como si los combatientes del bando fascista no hubieran recibido suficientes homenajes a lo largo de todo el franquismo. Pero es que eso no es todo, la presentación del libro “Italianos en la Batalla de Levante. Operazione Levante” se presentó como un homenaje a los italianos que vinieron a luchar en la guerra. Estamos a favor de la investigación pero de ahí a ser un homenaje pues la cosa cambia. La asociación explicó que este libro se presentaba porque también era memoria histórica. Eso no lo dudamos, lo que cuestionamos es el homenaje. Si todo esto no lo cuestionamos ayer en público es porque este debate parecía estar ya superado y allí no se esperaba un debate sobre la memoria histórica ni sobre la Guerra, sino para la recuperación del patrimonio.

Se está produciendo una historia que no quiere molestar a nadie cuando el franquismo ideológico aun subyace en nuestra sociedad. Las novelas y muchos de los libros que se están publicando y Jornadas como estas nos están presentando la guerra como una guerra entre hermanos, como si los dos bandos fuesen igual de culpables o de inocentes. Walter Benjamin dijo “Quien no pueda tomar partido, debe callar”. Hoy parece que callen los que toman partido y se posicionan. Nosotros seguiremos tomando partido y reconociendo la lucha de aquellos que se enfrentaron contra el fascismo y lucharon por la libertad.

Santiago Fernández


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