Fotografía de Steve Pyke, incluida en Sabía leer el cielo |
Recuerdo en este año 2017 en una
reunión, de personas interesadas en lo rural y en la supervivencia de sus
oficios y costumbres tradicionales, convocada por las compañeras de Arrelaires en el Albergue La Surera de Almedijar, surgió uno de los debates que suelen surgir
en este tipo de ambientes. Este no era otro que la rentabilidad de los oficios
tradicionales. Si estos se habían abandonado es porque ya no eran rentables. La
cantidad de horas empleadas en cada uno de estos oficios y el precio pagado por
cada una de ellas hacían que estos oficios estuvieran condenados al olvido. Aunque en ese momento surgió el tema de la
alfarería y de la agricultura, podríamos extender el problema a todos los demás
oficios. El mundo en el que hoy vivimos no hay sitio para actividades de ese
tipo y eso ha sido lo que ha acabado con el mundo rural.
Pensamos que, aunque es difícil
debido al condicionamiento social que nos imponen, hemos de aprender a mirar al extinguido mundo rural desde una
mirada no mercantilista. Hemos de ser capaces de observar que la visión que hoy
tenemos del mundo, y de la vida, no es la misma mirada con la que se regían en
el pasado por mucho que nos cueste imaginarlo. El mundo campesino, tanto en
nuestra comarca como en el resto del mundo, siempre se ha dedicado a múltiples
tareas. Con unas economías familiares en las que todos los miembros trabajaban
juntos, y dedicados a diversas tareas no podemos decir que ninguna de ellas
resultaran rentables, ya que todas contribuían con su pequeña parte a que toda
la economía familiar resultara rentable. Pero aun así con nuestra mirada condicionada por la economía moderna,
seguiríamos sin verlo rentable.
¿Cuándo los oficios tradicionales
han sido rentables? Si miramos la
trayectoria de los cientos de años de existencia de las actividades a las que nos
estamos refiriendo podríamos decir que rentables, en el sentido moderno del término,
han sido muy pocos los años que lo han sido. Nuestros antepasados que se
dedicaron solo a una tarea fueron minoría. La gran mayoría hacía de todo un
poco. Primero se trabajaba para la economía doméstica y después el excedente se
vendía o intercambiaba. Es algo que en el Alto Palancia hemos visto hasta hace
nada. Solo por poner un caso en el que se ve claramente: las familias cogen sus
olivas y sus almendras para casa y cuando hay excedente se comercia con él. El
que haya gente que se dedique profesionalmente a la almendra o a la oliva han
sido casos excepcionales que cada vez más se están convirtiendo en la norma.
Hemos pasado de un darle “valor de uso” a un “valor de cambio”. Se está
abandonando una tarea que se ha realizado siempre familiarmente para acabar
haciéndola empresarialmente.
Si recogemos testimonios de
nuestros mayores podremos observar la cantidad de tareas a las que se dedicaban.
Las mujeres y los hombres hacían de todo ya que nada, o todo, les era rentable.
Los campesinos y las campesinas eran todo: ganaderos, costureras, agricultores,
albañiles, panaderas, artesanos, carpinteros, cocineras, cazadores,
recolectoras silvestres, apicultores, queseras… Hoy cuando todo ello esta
mercantilizado, y pretendemos dedicar toda nuestra vida a una sola de todas
esas actividades, hablamos de rentabilidad cuando la verdad es que si alguna
vez llego a ser rentable fue durante una parte muy breve de toda su existencia.
Cuando hoy vemos las horas dedicadas a cualquiera de los oficios de los que
estamos hablando y el salario pagado por cada una de ellas para nosotros no es
rentable.
Como dice Marc Badal en su libro
Vidas a la intemperie: “El objetivo
domestico del campesinado es la reproducción del grupo doméstico. Su trabajo no
persigue el lucro sino la supervivencia. El mantenimiento y la mejora del estatus
adquirido. En las economías campesinas, el capital invertido o las horas
realizadas no tienen una relación directa con el beneficio obtenido. La
retribución de la fuerza de trabajo no tiene un salario o una asignación fija.
Cuando están en casa, las familias campesinas cobran siempre en especie. Su
remuneración no depende de lo mucho o poco que hayan trabajado sino de lo
llenos que estén el granero y la despensa”.[1]
Muchos historiadores y
economistas verán con buenos ojos que todo esto haya dejado de existir en
nombre del Progreso. Pero este etnocidio es un drama del que empezamos a ver
sus consecuencias. La gestión que hacían de su entorno y la multiplicidad de
tareas son elementos que debemos de recuperar para hacer frente a la enorme
cantidad de problemas tanto sociales como ambientales que amenazan a la
sociedad moderna. El abandono de lo rural, el hacinamiento en las ciudades y la
mercantilización absoluta de todo nos está creando una serie de problemas muy
graves que hace unos años nos parecerían de una película de ciencia ficción. Si
volviéramos a recuperar actividades como las que estamos hablando, no ya
buscándoles rentabilidad económica sino para nuestras modestas economías
familiares, y por extensión de las comunidades de las que deberían formar parte, empezaríamos a ser más conscientes de todo lo que hemos perdido, de
lo necesario que es todo ello para nuestra vida futura y de la mala gestión que
ha hecho el Capital con nuestro entorno.
En aquella reunión miembros El
Cantal ya dijeron aquello de que “Lo que no se conoce no puede estimarse” y
ellos están haciendo una labor muy importante de catalogación y reparación
entre los que se encuentran muchos elementos de arquitectura popular.
Totalmente de acuerdo no puedes valorar a aquello de lo que no sabes ni de su
existencia; el problema es cuando ya no le vemos utilidad y lo vemos un objeto
muerto solo como un decorado para el consumo. Tenemos que ser conscientes de
que al igual que los oficios tradicionales, esos elementos que están
recuperando tienen que volver a ser puestos en funcionamiento por el bien de
todos y todas, porque la regla no es lo que vivimos ahora como nos han hecho
creer. Ahora lo que vivimos es la excepción que confirma la regla. No podemos
querer aquello que no conocemos pero tampoco lo podemos querer si no sabemos la
importancia que ha tenido utilitariamente (y no como producto de cambio) en el
pasado, presente y futuro.
Con la crisis ecológica y social
que estamos viviendo solo nos queda echar, desde un punto de vista no
mercantilista, una mirada al pasado y aprender de todos aquellos oficios,
saberes y tradiciones populares y democráticas que sirvieron durante toda la
humanidad y así empezar a superar todo
aquello que el sistema capitalista nos impide para poder avanzar como sociedad.
Cecilio Rodríguez
6 comentarios:
Certero análisis. Desgraciadamente, en nuestros días pocos se plantean huir del modelo de trabajo capitalista. Cualquier esfuerzo debe tener una traducción económica inmediata, nos han educado para que creamos que lo que no responda a esa dinámica no merece la pena, no es digno de ser tenido en cuenta, que es un esfuerzo absurdo e inútil. Así, hemos perdido grandes valores que antaño eran esenciales.
Muchas gracias compañer@. Lo vemos incluso en nuestros propios ambientes. A veces no sabes si estamos ahí para cambiar la sociedad o para vender en ecológico.
Los oficios y artesanos son rentables y mucho. El problema esta al poner precio a sus productos, que los debe de debaluar y referenciarlos a los de los grandres almacenes. Ya que estos ultimos estan subencionados. El economista dira que es oferta y demanda, pero no, es la mano invisible.
Los productos del capital son mas caros porque al precio de venta le denemos de sumar el de la subencion. La administracion local, nacional y europea ha pagado con subvenciones una parte de esos productos. El capitalismo es el estado de bienestar.
Un ejemplo. Solo en el precio del trasporte. Como me explicas que la fruta de america es mas baratas que la local? Por la subvencion.
El problema no termina aqui. El que quiere vivir de un oficio esta atado y requeteatado a la reglamentacion y al pago de impuestos para el Estado.
A pesar de ello hay bastante gente que su viva es la apicultura, el queso, ... y tantos oficios. Donde su ocio es estar con sus abejas y no en el gimnasio levantando hierros y pavoneando sus bultos.
Alfon
Muy bueno.
Muchas gracias, compañeros, por seguir en la brecha.
Un abrazo.
Gracias a todos y a todas por vuestros comentarios.
Muy buena info!.. Gracias, recien solicite un préstamo rápidopara salir de un apuro y ya lo veo como una inversion a futuro
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