El Milagro de los lobos

Os dejamos con este breve vídeo titulado "El milagro de los lobos" que complementamos con un extracto del libro "La Guerra del Lobo. Caminos de convivencia con la vida salvaje", de Javier Pérez de Albéniz publicado recientemente por Capitan Swing, en donde nos habla sobre lo que supuso la reintroducción de esta especie en el parque nacional de Yellowstone. En un futuro ya le dedicaremos su oportuna reseña a este interesante libro. Ya que somos unos completos neófitos en el tema, y somos conscientes de la enorme separación que existe entre nuestro medio natural y nosotros, no esta de más que de vez en cuando hagamos este tipo de entradas en el blog. En lo que veréis, y leeréis, a continuación podréis observar el enorme caos que pueden llegar a generar los humanos y un sistema mercantilista que cree que puede modificar, a modo de nueva Deidad, todo el planeta. Hemos a aprender, o a recuperar, formas de convivencia que no supongan grandes alteraciones naturales, sino aprender a vivir en armonía con el medio. Nada de lo humano nos es ajeno, pero de lo animal tampoco. Como diría Thoreau "todo lo bueno es libre y salvaje".

"[...] Yellowstone (Montana), el lugar donde tuvo lugar hace años un proyecto conservacionista que dio la vuelta al mundo. Cazados. trampeados y envenenados sin piedad, los lobos habían desaparecido en 1925 de este parque nacional, uno de los orgullos de Estados Unidos. Sin lobos, la población de alces, su presa principal, se duplicó, modificando el equilibrio natural de la zona: los cada día más numerosos alces, comedores de pasto, arbustos y arboles, arrasaron a su paso con la vegetación. Lo cual supuso un problema para otros animales. Las poblaciones de aves, ratones y conejos descendieron de manera preocupante: las primeras tenían menos arboles donde anidar, y los segundos carecían de vegetación donde esconderse. Fueron presa fácil de los depredadores. Los cambios afectaron a animales de todos los tamaños. Las abejas y colibríes no encontraban flores para alimentarse, y los osos grizzly vieron cómo la cada vez más numerosa población de alces acababa con las bayas que constituían su despensa para afrontar el invierno.

Pero el impacto más llamativo se produjo en las orillas de los ríos. Como en esas zonas el alce era presa fácil del lobo, que le tendía emboscadas, solo se acercaba al agua para beber. Sin lobos, los alces se instalaron en las frescas y frondosas orillas, acabaron con la vegetación e impidieron su regeneración. Destrozaron las riberas, y con ellas los cauces, que se llenaron de tierra. Peces, anfibios, nutrias y castores vieron como sus condiciones de vida se volvían mas duras. La ausencia de lobos convirtió las orillas de los ríos en terrenos abiertos, pelados y desangelados, en los que sólo se encontraba cómodo el alce.

En 1995, tras años de  complejos estudios y preparativos, se puso en marcha en Yellowstone un plan de la restauración de lobo que comenzó con la liberación de 31 ejemplares. Tres años después, el numero de individuos en el parque y aledaños era de 170. La población de alces descendió de 17.000 a 4.000 en poco tiempo. [...]

Con el regreso del lobo aumentó el número de osos, de coyotes y de aves carroñeras, que se aprovecharon de los cadáveres y de la multiplicación de las bayas. El miedo volvió a alejar a los alces de las orillas de los ríos, donde se generó la vegetación. Crecieron sauces y álamos de fuertes y grandes raíces, que impidieron la erosión de las orillas e invitaron a regresar a castores, nutrias, peces y anfibios. La altura de algunos arboles se quintuplicó en apenas seis años. El agua del río Yellowstone, cada día más limpia, beneficio a los habitantes humanos de sus orillas. El regreso del lobo no solo cambio el curso de los ríos, sino que devolvió la salud a un hábitat primordial del primer parque nacional del mundo. El depredador era una pieza clave de este rompe cabezas. [...]"[1]

1.-Javier Pérez de Albéniz, La guerra del lobo. Caminos de convivencia con la vida salvaje, Capitan Swing, 2017