domingo, 15 de octubre de 2017

La persistente amenaza de la BAUX.


No hace mucho, los medios de comunicación se hacían eco de las ganancias económicas que la empresa Compañía Valenciana de Aluminio, B.A.U.X, había obtenido en la última época.  Los datos puramente numéricos no reflejaron nada relacionado con la toxicidad que genera dicha industria en el entorno y su repercusión en la salud humana, nada de esto interesa ya. Y no interesa porque el procesado de aluminio genera gases de efecto invernadero; expulsa productos tóxicos al ambiente; y genera un estado de pre-emergencia agónica en los vecinos, por su exposición y vigilia permanente ante  la posibilidad de catástrofe en dicha industria. Sin embargo la catástrofe ya está consumada pues el simple hecho de que esa industria exista en nuestro territorio tiene consecuencias irreparables.



El montante de las ganancias se bifurca, ya que a parte del beneficio obtenido por la producción industrial, la BAUX interviene en la rueda de la fortuna, la bolsa de valores. La mejora de la situación de la empresa proviene del incremento de aporte de usura de sus accionistas, todo bajo una buena campaña de publicidad, con noticias “a bombo y platillo” del buen estado económico que se encuentra la marca. [1] En la prensa ha queda bien claro, el reparto de dividendos entre los accionistas  y la acertada estrategia producida por el cambio de dirección de la empresa, la cual la ha reflotado tras una delicada situación económica. La nueva dirección presidida “de la mano de  Juan José Nieto" está haciendo ver que "El éxito es ser una persona equilibrada[2], como si los adjetivos de racionalidad, mesura y equilibrio formaran parte de la lógica de la producción de BAUX, cuando todos sabemos que lo que genera  es un desequilibrio medioambiental sin precedentes en la comarca.

La BAUX está dentro del fondo de inversión NK5, el cual se rodea con empresas del IBEX y grandes organizaciones como el Banco Mundial. Toda una jugada de firmas. Las dos familias que han dirigido la empresa provienen de lo alto de la pirámide del Capital, lo que nos da una idea de lo importante y estratégico del reciclaje del aluminio.

Los problemas tóxicos ambientales y naturales, no han salido citados, y difícilmente saldrán en los medios salvo que sean difíciles de ocultar. Alguno ya fue denunciado desde este blog, cuando los residuos de metal de aluminio invadieron las calles de Soneja, y sus vecinos lo denunciaron por “el fuerte olor y la acumulación de gases por las calles”. En aquella ocasión varios valientes se presentaron en la fábrica a pedir explicaciones y fueron recibidos con las fuerzas de la benemérita. Tampoco nombran los conflictos laborales a los que se enfrentó la empresa. Es el caso judicial al que se enfrentan 22 trabajadores, a los que la Fiscalía pide tres años y medio de cárcel para cada uno de ellos [3],  iniciado en el año 2007 y continuado con la nueva dirección. 


Los métodos para el laminado de aluminio producen toxicidad y contaminación ambiental en su  procesado. Igualmente, está demostrado que la exposición laboral al polvo del aluminio provoca fibrosis pulmonar, que puede llegar a ser mortal. En los seres humanos, los órganos más afectados por el aluminio son los pulmones, la piel, los huesos y el sistema nervioso central. Estos problemas son la consecuencia de la manipulación directa del aluminio pero no debemos dejar de lado la preocupación de los vecinos de Soneja por lo que ellos consideran un incremento del cáncer en el vecindario. ¿A nadie le llama la atención que una administración obsesionada por la estadística no muestre a sus vecinos ningún dato del aumento del índice de cáncer entre todos nosotros, o del aumento de las muertes por cáncer según zonas concretas? Y menos aún datos en los que se pueda sacar alguna conclusión directa, por pequeña que sea, de los cambios en la salud o en el aire habidos tras una instalación de una industria de este tipo... Esto es muy serio pues se trata de una ocultación premeditada de las amenazas a las que estamos expuestos.

Existe otro problema, físicamente no perceptible pero que tiene atada a la población que vive cercana a la industria, y no es otro que el miedo a una catástrofe; los vecinos saben con certeza que antes o después una situación de extra-emergencia se producirá, pues la amenaza de un incendio de aluminio está siempre presenteAl no ser yo nada conocedor de lo que podría ocurrir, me he remitido a las alarmas que activaron el último incendio ocurrido en Fuenlabrada, este pasado verano, donde ardieron varias toneladas de aluminio y magnesio. El incendio dio lugar a una larga nube de humo tóxico que envolvió todo el entorno y que solo pudo ser eliminada por el viento, bajo el proceso de dispersión. Las palabras del portavoz del cuerpo de bomberos que intentó la extinción del incendio,
nos sirven para saber lo débil y vulnerable de la situación de los vecinos, cuando indicó que se trataba de un "incendio tipo D, de metales, uno de los más difíciles de extinguir”, es decir que el incendio se apagara cuando se queme todo el material. Al mismo tiempo la toxicidad invadió las viviendas y los gestores medio ambientales recomendaron el cierre puertas y ventanas para que no entren los gases en la vivienda; no enciendan el aire acondicionado; eviten salir a la calle hasta que se disperse la nube y que, de tener que hacerlo, se pongan una mascarilla y se protejan los ojos [4]. Medidas un tanto prosaicas para conseguir calmar los ánimos de un vecindario perplejo ante lo que estaba ocurriendo. Estas recomendaciones nos muestran el desinterés que la industria y los gobernantes tienen sobre las personas y su salud, ni que decir sobre el medio ambiente. Ninguna evaluación sobre las consecuencias de industrias de este tipo se hace entre los gestores, que se bajan los pantalones con tal de encontrar inversiones en la comarca, sea al coste que sea.

El entramado industrial respaldado por la minoría especulativa  juega con la vida de la mayoría. Pese a estar consolidada la BAUX, todavía tenemos la posibilidad de forzar el cierre. La lucha es el único camino.

Alfonso Soler, colaborador de El Eco del Palancia

4 comentarios:

Rubén Cervantes dijo...

Estando de acuerdo con el contenido del artículo, echo de menos una alternativa para las cientos de familias trabajadoras que allí obtienen su sustento y cual será la alternativa al aluminio que allí se recicla ¿cuántas latas de refresco se deben consumir diariamente en el Alto Palancia? Antes de cerrar una fábrica la sociedad debe, al menos, tener clara la alternativa.

Anónimo dijo...

Es una lucha completamente legítima exigir el cierre de la empresa si eres vecino de Segorbe o Soneja, aún sin entrar en el fondo del tema del consumo de aluminio...Además no debemos olvidar que la gran cantidad de aluminio utilizado es prácticamente impuesto por la industria y el mercado, al igual que sucede con el plástico. Como siempre esta perspectiva del cierre de una empresa/ cáncer choca con la propuesta sindical, que no considera como prioridad eliminar los modos de producción que se consideran nocivos. Esta es una de las razones por lo que la lucha sindical no es útil para la transformación social, pues llevado al extremo, se llegaría a pedir colectivizar una central nuclear antes que intentar desmantelarla. Nuestra propuesta no es cortoplacista y se puede deducir si sigues el blog con regularidad. Primero la necesidad que se establezcan luchas en defensa del territorio mediante una comunidad de lucha. Después que esto pueda fraguar en un movimiento contra las nocividades del capital y de la vida uniformizada. Que esto suceda o no, no está en nuestras manos y menos en una época como la actual pues es la más reacia de la historia a este tipo movilizaciones. Pero no ha habido ningún momento en la historia en que las contradicciones entre capital y vida buena hayan sido tan evidentes, por lo tanto solo nos queda seguir denunciando por si a alguien se le ocurre darle la vuelta a la tortilla...

Anónimo dijo...

Plantear una alternativa frente al trabajo y al reciclado ya está contestado al inicio del escrito. Solo existe en el sistema la economía, los medios para llegar al montante ganancial ( €€€+$$$) expoliado los medios, que finalmente son los vecinos y el medio ambiente no es correcto. Esta estrategia es arrastrada desde hace muchas decadas, lo que ocurre ahora es que está todo más claro, ya que las consecuencias son los estragos ambientales que ocurren y vemos a diario.
El problema es continuar el mismo discurso del sindicalismo y la izquierda, que todo lo resuelven con rapidez y echando la mierda bajo de la alfombra. Hay que plantar cara al capitalismo que busca el lucho con más y más recursos naturales, como si fueran infinitos. La izquierda defienda el trabajo (no artesano) o como lo llama ahora David Greaber “trabajo de mierda”, esto es a mi modo de ver, no plantar cara al capital. Ya estamos viendo donde nos aboca.
La industria del aluminio aniquila la naturaleza, el reciclaje es recoger la muerda que de ella sale. La empresa creo que no recojan las latas desechadas por su misma cercanía para su reciclado, tanto que se vanagloria en su web BAUX . Primero se barre la casa de uno luego la del vecino. Dando un paseo por el rio Palancia, rápidamente se puede llenar una caja de basura aluminica. ¿Qué hacemos al respecto?
Preguntar a los vecinos de Fuenlabrada o de Soneja si simpatizan con el engendro aluminico, cuando cerraron la ventanas para que no entre humo toxico a sus casas.
Se defiende el territorio porque es atacado por actividades como la menciona y tantas otras emplazadas en esta zona. El territorio es destruido día tras día y antes de llegar a su fin, debemos de plantear una crítica al tema. ¿Quién debe de defenderlo y cómo? Desde luego la izquierda está en el siglo pasado
.... Alfono ....

Anónimo dijo...

¿No os parece que raro que las personas de Soneja no se interesen por este artículo?